Todos escuchamos lo importante que son las buenas relaciones con nuestros clientes, potenciales clientes, seguidores en redes sociales, usuarios… Pues es precisamente en eso, en las relaciones, es en lo que se centra el marketing relacional: consiste en saber mantener y fortalecer las relaciones con nuestros actuales clientes frente a lo que hace el marketing tradicional que es enfocarse a conseguir nuevos.
Mediante una gestión estratégica conseguiremos aumentar el valor de nuestra marca entre los clientes.
Está demostrado que las personas preferimos encontrar nuestra marca o producto “perfecta para …” o “favorita para…” en lugar de estar cambiando siempre de una marca a otra. Aquí está la clave del marketing relacional: conseguir que una vez que han descubierto y probado nuestro producto lo conviertan en uno más en su vida y empiecen a tener una relación cercana con la marca, que se sientan parte de la misma: generar un sentimiento de pertenencia, que se convierta en una relación duradera y constante.
Se trata de que la marca se adelante a las necesidades del cliente y empiece una relación, como decíamos antes, a largo plazo y de calidad. Nuestro cliente es el centro de todo y debemos pensar qué va a necesitar él, cómo le gustaría que fuera tal o cual cosa, cuál sería su capricho. Si escuchamos a nuestros clientes y sus necesidades tendremos la mitad del camino hecho.
Otra de las ideas que caracterizan este concepto es el de estrategias “win-win”: un todos ganamos, beneficios para ambas partes, nadie pierde. El cliente consigue el productos que llevaba tanto tiempo buscando y la marca consigue fidelizar un nuevo cliente.
Conseguir un cliente es una estrategia a corto plazo y fácil, conseguir fidelizar un cliente es una estrategia a largo plazo, difícil, pero será la que lleve al éxito a nuestra marca.
Debemos tener una relación con nuestros clientes proactiva y asociativa. Proactiva, haciendo un seguimiento a nuestro usuario, ofreciéndole nuevos servicios relacionados con el producto adquirido, etc. Asociativa, porque se trata de que marca y clientes trabajen juntos, que haya un feedback y transparencia totales que ayuden a que la relación sea larga y fructífera para ambos.