Si ya las mujeres no teníamos suficiente con cobrar menos que el hombre desempeñando el mismo trabajo, ahora numerosos informes centrados en consumo demuestran que hay ciertos productos, en su mayoría de belleza femenina y cosméticos, que son más caros que el mismo producto para el hombre.
Este fin de semana pasado, estuve en Geox mirando abrigos, y cuál fue mi sorpresa que en los de chico, los más completos, impermeables, con protecciones para viento… vamos que te podrías ir a Siberia sólo llevando ese abrigo y no tendrías frío, además hay que sumarle que el gasto de materiales es claramente superior por tallaje, comparados con los de chica de iguales condiciones eran unos 100€ más baratos. ¿Por qué?
Algunos se excusan en que se hace más inversión en marketing para los productos femeninos y otros simplemente reconocen que el precio es más alto porque la mujer va a estar más dispuesta a pagar por ello. De hecho, en muchos productos se llega al 75% de diferencia.
Pero, si extrapolamos el caso femenino-masculino: ¿podemos subir el precio de un producto sólo porque sabemos que se va a seguir consumiendo de la misma manera? Aisladamente muchos, entre los que me incluyo, diríamos que hasta cierto punto sí. Pero centrándonos es este caso “tasa rosa” las opiniones parece que cambian completamente.
De la misma manera, también esta distinción afecta al diseño de los envases, formas redondeadas y de color pastel para ellas y formas angulosas y de colores oscuros para ellos, “siéntete sexy” para ellas y “viaja un hombre, vuelve un héroe” para ellos.
Yo no me voy a sentir menos sexy y mujer por usar una crema en un bote de color gris oscuro y tampoco creo que un hombre sienta herida su masculinidad por usar un desodorante con el tapón rosa.
¿De verdad a estas alturas de la vida seguimos así? Pues eso parece, y no solo en estos productos, también en juguetes:
Este cartel nos está diciendo a todas “id con vuestras Barbies que nosotros nos quedamos aquí con lo que de verdad es divertido” Tengo claro que yo enseñaré a mis hijos que una muñeca, un camión, una crema rosa y un abrigo son lo que son, objetos para divertirnos, para cuidarnos, para vestirnos. Si educamos en “productos para niños y productos para niñas” no nos quejemos luego cuando nuestros sueldos sean diferentes. Como todo en educación, hay que empezar desde que somos pequeños.
Deja una respuesta