Las necesidades no se crean, no se inventan, por mucho que se empeñen algunos. Las necesidades se descubren, los usuarios demandan y las marcas escuchan y se ponen a trabajar.
Muchos apoyan la teoría de que las marcas son malignas, que están todo el día maquinando vilmente qué producto sacar al mercado para quedarse el dinero que gastamos en productos que no necesitamos. Tú crees?
Yo no estoy para nada de acuerdo. Cuántas veces hemos dicho en cualquier situación: “Ojalá hubiera un aparato que además de esto pudiera hacer esto otro”, “ojalá inventen algo para poder hacer esto”. Esas mismas ideas las plantean las propias marcas, los artífices de los productos.
Las necesidades se van poco a poco cubriendo con los productos del mercado, y si no hay un producto o servicio que lo cubra se crea. Por tanto, se crean productos nuevos no necesidades nuevas.
Los que odian el marketing y todo lo que significa apoyan su teoría de que somos los malos, que creamos cosas que la gente no necesita sólo para vender más, con un único argumento: La pirámide de Maslow: cubrir las necesidades del siguiente nivel una vez cubiertas las del anterior.
Pero cuando lo que hacen las marcas y los que nos dedicamos al marketing es descubrir qué necesita la gente y transformar todas esas ideas en un nuevo producto útil para la sociedad.
Cuando la televisión era en blanco y negro muchos ya decían que “ojalá pudiera verse en color” y “ojalá hubiera un aparato para cambiar de canal sin tener que levantarse del sofá”. Con los primero móviles, seguro que muchos pensaron “ojalá se pudieran hacer fotos con él”, “ojalá las pantallas fueran más grandes”, “ojalá pudieras poner tus canciones favoritas de todo de llamada”. Con las impresoras, “ojalá con el mismo aparato pudiéramos también escanear y fotocopiar”. Con los mp3, “ojalá tuviera más capacidad”, “ojalá pudiera ver vídeos también”, “ojalá inventen algo para poder escuchar cuando quieras tu programa de radio favorito”. Con la compra “ojalá inventaran un servicio a domicilio para no tener que estar cargando con las bolsas”, “ojalá se pudiera comprar desde casa”, “ojalá se quedara la lista de la compra guardada y con sólo dar un clic ya se hiciera toda la compra”.
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Un comentario
Gabriela
Ciertamente, no vamos lejos cuando no existía la electricidad y las personas se alumbran con velas.
Y así, podríamos llenar páginas de tantos «ojalá» y no acabariamos